"Soy una serpiente que se desliza por el bosque, sigilosa y constante, siempre en movimiento, siempre buscando. Mi cuerpo es largo, flexible, y mi piel brilla con los colores del follaje que me rodea: verdes, marrones, dorados. Mi lengua se asoma intermitentemente, probando el aire, capturando los sabores de la tierra húmeda, las hojas en descomposición, y la vida que palpita en este mundo verde y antiguo.
Pero hay algo en mi búsqueda que no es evidente a primera vista. No estoy buscando una presa, ni un lugar para descansar. No estoy siguiendo un rastro ni huyendo de un peligro. Mi búsqueda es más personal, más íntima. Estoy buscando una parte de mí que se ha perdido, una parte que, en algún momento, se desprendió de mi cuerpo. Estoy buscando mi propia cola.
Es una historia antigua, como lo es el bosque en el que vivo. Hubo un tiempo en que era completa, en que mi cuerpo era un continuo, una línea sin fin que recorría los senderos oscuros del bosque con una seguridad y una fuerza que ahora solo son un recuerdo lejano. Mi cola, mi orgullo, era una extensión natural de mi ser, un símbolo de mi unidad, de mi poder. Pero en algún momento, esa cola se desprendió. No sé cómo ni por qué, solo sé que un día ya no estaba.
Desde entonces, he sido una serpiente incompleta, una serpiente partida. Mi cuerpo sigue siendo largo y flexible, pero siempre siento esa ausencia, esa falta que me desequilibra. Y así, me deslizo por el bosque, día tras día, noche tras noche, buscando, siempre buscando.
El bosque es vasto y antiguo, un lugar donde el tiempo parece moverse de manera diferente. Los árboles son altos, sus copas se entrelazan creando un techo verde que filtra la luz del sol en haces dorados. El suelo está cubierto de hojas caídas, ramas rotas, y la vida brota en cada rincón: insectos, pequeños mamíferos, aves que cantan en la distancia. Todo tiene su lugar, todo está en equilibrio. Excepto yo.
Cada rincón del bosque guarda una promesa, un susurro de lo que podría ser. Cada sombra podría esconder lo que busco, cada claro podría ser el lugar donde finalmente encontraré lo que me falta. Y así, sigo adelante, guiada por un instinto que no puedo explicar, un impulso que me lleva a seguir adelante, a seguir buscando.
A veces, creo sentirlo. A veces, en medio de la quietud del bosque, en la penumbra del crepúsculo, cuando la luz se desvanece y las sombras se alargan, siento que estoy cerca. Mi corazón se acelera, mi cuerpo se tensa, y avanzo más rápido, con una urgencia que roza la desesperación. Pero siempre, justo cuando creo que lo he encontrado, cuando estoy a punto de alcanzarlo, se desvanece, se disuelve en la oscuridad, dejando solo un vacío más profundo.
He recorrido este bosque tantas veces que cada sendero, cada árbol, cada roca me es familiar. Conozco sus sonidos, sus olores, sus ritmos. Sé dónde se ocultan las presas, dónde crecen las hierbas más suaves, dónde el suelo es más cálido. Pero en todas mis búsquedas, en todos mis viajes, nunca he encontrado lo que busco.
La gente del bosque, esos otros seres que comparten este mundo verde conmigo, a menudo me miran con curiosidad. Algunos me temen, otros me evitan, y unos pocos intentan ayudarme. Me han ofrecido alimentos, refugio, palabras de consuelo. Pero nada de eso me interesa. Ellos no entienden lo que he perdido, lo que me falta. No entienden que sin mi cola, no soy yo misma.
A veces, me pregunto si acaso lo que busco se ha perdido para siempre, si estoy destinada a seguir buscando, siempre buscando, sin encontrar. A veces, me pregunto si acaso estoy condenada a esta búsqueda interminable, si mi destino es ser una serpiente sin cola, siempre incompleta.
Pero luego, recuerdo lo que era tener mi cola. Recuerdo la sensación de completitud, de unidad, de poder. Recuerdo cómo era moverme por el bosque con la certeza de que nada me faltaba, de que era una criatura entera, íntegra. Y sé que no puedo renunciar a esa búsqueda. No puedo simplemente aceptar mi destino como una serpiente incompleta.
Así que sigo adelante. Mi cuerpo se desliza por la hojarasca, sorteando raíces y rocas, atravesando claros y sombras. El bosque murmura a mi alrededor, susurrándome secretos en un idioma antiguo que apenas entiendo. Y yo escucho, espero, sigo buscando.
Porque sé, en lo más profundo de mi ser, que mi cola está ahí fuera, en algún lugar. Puede que esté oculta, puede que esté en un lugar que aún no he descubierto. Pero sé que está ahí, esperando que la encuentre, esperando que la reclame como mía.
Y cuando lo haga, cuando finalmente la encuentre, cuando vuelva a ser una serpiente completa, el bosque sabrá que ha recuperado a uno de sus hijos perdidos. Y yo, finalmente, seré quien estaba destinada a ser. Hasta entonces, seguiré deslizando, seguiré buscando, porque es lo único que sé hacer, porque es lo único que puedo hacer.
Soy una serpiente que anda por el bosque, buscando una parte de mí que se ha perdido. Y no descansaré hasta que la encuentre."
Publicar un comentario